Que la muerte no te encuentre sola, amiga mía.Pero, sobre todo, que la muerte no te olvide. Que no se olvide de tus negativos y de tus colores. Que no te deje sin haberte revelado ante todo eso que te rebela, que te ofusca, que te desnuda y te conmueve.
Pero que tampoco te convoque en mi umbral cuando ya sea tarde, cuando ya me haya ido, cuando mi cuarto haya sido desterrado de mi última hora.
Que no sea la muerte nuestro tema, que sea la vida misma y tu vulva que aún puedo decir que sabe más a lo que saben mis antecedentes que a lo que creen saber los que no saben nada.
Porque por si no te has dado cuenta todavía, no alcanza este prontuario para confirmar que ni vos ni yo, ni tú ni él, ni nosotros ni ellos somos poco menos que unos versos dentro de un poema universal a punto de ser devorado por el tiempo. Entonces, que no sea la muerte...
O tal vez sí, mejor que sea ella. Ella y nadie más.
RR
No hay comentarios:
Publicar un comentario