Cuando todo finalmente haya terminado entre nosotros me iré
para siempre.
Desapareceré de su mapa,
la borraré a golpes de mi alma,
plantaré la semilla del olvido en mi mente,
bajaré el telón y todo quedará del lado del pasado,
sin luz y sin calor.
Cuando finalmente este cántaro
que lleva y trae mi amor cada día se rompa,
todo lo escrito se derramará
y correrá como un arroyo sucio a morir en el mar,
a desintegrarse como un barco abandonado y oxidado
llevándose las memorias de los destinos comunes,
de las promesas mutuas,
de las horas compartidas.
Cuando al final de un día me encuentre solo,
completamente solo,
sin el recuerdo de su vida en mi vida,
sin el aroma de su sexo en ciernes por la noche,
sin sus ojos marrones,
marrones como el chocolate
mirándome desde mi locura y mi deseo,
sin su voz con mi nombre, sin su nombre con mi voz;
la última gota que guarda su reflejo
bajará del tanque de la memoria
y todo podrá recomenzar.
Cuando estas cartas se terminen
de una vez por todas
y el cielo que las guarda se cierre,
habrá sido todo, será el fin,
no habrá vueltas ni retornos,
no habrá saludos ni despedidas,
no quedarán recuerdos para ser salvados,
sólo marcas y cicatrices,
un agujero vacío en el lugar donde estaba su nombre,
donde se hamacaban estas palabras
que tan sólo buscaban acariciarla,
bailar a su lado
y jugar al amor.
RR
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