domingo, 20 de abril de 2014

FALTA ENVIDO (40 son mejores)


       Nosotros nos estamos queriendo de a poco y con poco. Vamos asomando la cabeza por los corredores de una casa un poco abandonada, un poco habitada por fantasmas, buscando entre paredes descascaradas alguna señal que nos pueda indicar hacia dónde seguir, qué nueva puerta abrir y cuáles mejor dejar cerradas. Nosotros preferimos querernos con un poco de vergüenza, de esa que tienen los niños cuando descubren que no todos los demás niños son iguales, que hay algunos que huelen diferente, a algo nuevo y desconocido, a algo incontenible, una margarita que será deshojada una y mil veces preguntándole por el destino de un corazón hecho polvo.
      Nosotros hemos encontrado un refugio, un paso coordinado en un baile que ya intentamos muchas veces y que siempre nos sacó de la pista llenos de patadas en los tobillos. Nosotros hemos dejado un campo de cardos para caminar los bordes del mar y de la luna, para desmentirnos a nosotros mismos y abandonar los límites del “qué dirán”. Nosotros nos hemos desnudado con los ojos y hemos revuelto entre la mierda que se nos ha ido juntando en los almacenes de los favores donde la puerta está siempre abierta para todos pero que nadie nunca tiene la delicadeza de entornar a la salida.
      Nosotros no somos siquiera esto que somos. Nosotros somos un montón de cosas desconocidas que buscamos desconocer para que nadie nos reconozca; solo nosotros. Porque nosotros somos lo que queremos ser para nosotros sin que importen los otros. Nosotros somos lo nuestro, lo tuyo y lo mío, lo mío y lo tuyo, lo nuestro y lo nuestro.
      Nosotros somos los que estamos cuando todos se van y no queda nadie, solo nosotros, solo un silencio que nos calza justo cuando no hace falta decir nada, cuando el viento es viento y la lluvia nos moja en la cabeza y el sol es esa luz colándose por la persiana de una habitación que es de nosotros. Nosotros tenemos también nuestros códigos y sabemos que para perdernos primero deberíamos encontrarnos pero, por ahora, solo por ahora, preferimos andar así, a tientas, llenándonos las bocas de palabras amables, de besos en la mejilla, de pudores falsos y deseos verdaderos. Porque nosotros tenemos el sexo entre ceja y ceja pero, sin embargo, mantenemos cierta discreción entre las piernas que nos mantiene en un celo constante, en una danza de espadachines afrodisíacos que buscan derribar al otro y acometerlo despiadadamente.
      Nosotros somos ni más ni menos que nosotros, y eso no es poco. Porque nosotros somos la madre de todas las casualidades y de todas las causalidades. Nosotros somos la fortuna del encuentro y la desgracia de la muerte que para llevarse a uno se tendrá que llevar al otro. Nosotros somos una foto solitaria en un álbum familiar rechazado y arrojado al olvido en alguno de esos caminos funestos del destino.
      Nosotros, vos y yo, dos cuatro de copas que estaban listos para irse al mazo y que ahora, casi en la última mano, pueden arrimar una flor y un ancho de espada para
sumar unos porotos y pasar a las buenas. Para nosotros.

RR


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