viernes, 5 de septiembre de 2014

JUDAS


      Y entonces, se paró y dijo:

      “Déjenme decirles que si han venido hasta aquí a escuchar la confesión de un arrepentido, se han equivocado de lugar pues no me voy a arrepentir de nada ante ustedes. Lo que sí van a escuchar es todo lo que queda afuera de la ley y de las presunciones, de los cuentos y de los chismes. Yo soy lo que ustedes no quieren ver, lo que buscan ocultar, lo que prefieren negar. Yo soy un hombre jugado y perdido, soy el que apuesta a salvarse con el dedo en el gatillo, el caño en la sien y el tambor completo. No me voy a esconder en palabras tiernas de mi niñez ni voy a buscar excusas en las trampas del destino. He hecho todo para ser quien soy. Yo, soy un hombre malo, el peor de todos, el desobediente, el asesino del Cristo y del Buda, el vengador de las muertes justas. Yo soy lo que ha quedado apartado por inservible, la manzana podrida del cajón. Y a ustedes no les importa mis crímenes, a ustedes les duelen sus heridas, los asusta mi presencia. Pero ustedes me necesitan para justificar sus bondades falsas y sus hipocresías. Me necesitan para aplacar sus propias ganas de matar y matarse, de escupirle la sopa a quien los ofende con verdades innecesarias, de blanquear los amores adúlteros. Ustedes se esconden de mí porque lo que en realidad los aterroriza es que tranquilamente podría hacerme pasar por uno de ustedes pues no tengo marcas particulares ni soy un extraterrestre. No pueden ponerme una estrella amarilla pegada en el pecho o una letra escarlata en una falda, no existen categorías diferentes para condenarme ni pecados fuera de los suyos. Lo único que lograrán con su condena es darme la razón, una razón que no necesito, como no necesito ni de sus dioses ni de historia, ni de sus perdones ni de sus sacramentos. No necesito de la aprobación de un jurado o de la compasión del prójimo. Yo me he hecho a mí mismo, bien, mal, como sea, pero lo he hecho yo. Yo he construido este muro a mi alrededor para salvarme de las sanguijuelas y los parásitos que viven de los sueños ajenos; yo los he hecho realidad antes de que alguno de ustedes intentara matarlos, juzgarlos como imposibles o colocarlos en una vidriera para entregarlos al mejor postor, para ponerles la etiqueta de alguna marca y venderlos como objetos pintorescos.
      Pero, sin embargo, hay algo más: ustedes están haciendo lo correcto. Ustedes no deben permitir que mi voz se escuche en los salones públicos donde se decide lo privado. Ustedes no pueden ni deben permitir que cambie las comas de lugar, que agregue anotaciones entre líneas y les arruine su final feliz. Ustedes deben prevenirse de tipos como yo. Deben seguir pegándole a una bolsa colgada antes que salir a enfrentar a los verdaderos monstruos cara a cara. Ustedes deben evitar que la máquina pare por falta de combustible, es necesario que la nueva sangre, que la carne joven, siga saltando a la caldera para mantener el fuego que quema todas las rebeldías. Ustedes no pueden permitir que el amor se les escape de los poemas y se traslade a las manos de hombres y mujeres que morirían por él. Porque si fuera así, todo estaría perdido para ustedes.
      Sí, yo he dejado todo, pero lo he dejado por ella. Yo he dejado la dignidad y el orgullo, pero no he perdido el coraje de animarme a buscarla. He dejado el amor propio sólo para evitar a los imbéciles, pero no he perdido la valentía de enfrentar sus ojos cuando ya no podía seguir desviando la mirada. He abandonado las comodidades y las seguridades, pero he recuperado la sensación de dolor verdadero ante lo que amo y no consigo, ante la que quiero y no me quiere, ante el jardín florecido de mi mente de quien ella se ha vuelto su lluvia y su abono, su sol y su primavera. Es ella quién ha decidido mis acciones, quién ha cortado las cadenas que me ataban a la desgracia de esta vida que ustedes proponen. Ella es el alegato más contundente que ustedes
jamás podrán escuchar. ¡Ella es mi condena, no la de ustedes!”

      Nunca más se supo de él.

RR


Foto: Ronén Grinstein

No hay comentarios:

DE LA NOCHE A LA MAÑANA

     ¿Qué hora es?.. ¿Ya?.. ¿Y a qué hora se hizo esta hora? ¿Dónde estaba yo cuando esa hora vino y se fue la anterior? Porque se fue, se...