miércoles, 26 de marzo de 2014

UN PRÓLOGO PARA TU MOMENTO


           Es ahora, cuando ya no va quedando nada, cuando todo es un manojo de sombras y el alma es alma, no un ancla pesada que hay que cargar en las penumbras de lo incierto y de las presunciones, de la inevitabilidad de lo inevitable. 
     Es ahora, cuando ya no hay cabeza que perder ni nervios que destrozar, que los puños cicatrizan lentamente y las razones de antaño ya no alcanzan como no alcanzan las hojas que caen para escribir versos melancólicos, ni alcanza el desasosiego para tapar la esperanza. 
     Es ahora, en estos tiempos nuevos de nuevas horas que no se repiten, que no son una sucesión constante de minutos desperdiciados en estratagemas y pronósticos, que tienen ese aroma a nuevo día, a sábanas limpias, a un cuaderno virgen, a ese vino que esperó en la sombra por su momento. 
     Es ahora, cuando la suerte de los brujos, las profecías de los chamanes, los cantos de los gurús se pierden en la realidad de carne y hueso vista con los ojos bañados de lágrimas que amplifican el paisaje y destraban los pensamientos. 
     Es ahora, cuando termina la lucha feroz entre el deber y el querer, entre lo que se arriesga y lo que se gana; porque se ha perdido todo y entonces todo lo que queda es ganar, porque el piso ya no se mueve debajo de los pies y son los pies los que se mueven… 
     Es ahora, querida, ahora. Este es el momento de decirlo. 
    Ahora que la desesperación le ha cedido paso a la cordura y que la cordura justifica la locura. Ahora que estoy tranquilo a la sombra de un árbol que empieza a perder sus hojas, bajo un cielo nublado que no invita más que a pensar, a renovar los aires, a arrojar esta botella al mar con tu nombre y retirarme a vivir el olvido en paz como quien ha sobrevivido a sí mismo. 
    Es ahora, cuando se ha erosionado la obsesión que embalsamaba tu recuerdo, cuando has quedado desnuda sin tu traje de princesa y aparecés como una mujer equivocada, una ninfa cruel, la manzana del paraíso. Ahora, cuando otros ojos y otras faldas logran enredar mis sentidos y torcer el destino de mis cartas. Ahora que he renovado la yerba y el agua está a punto. Ahora, que ya soy inmune a tu aguijón y a tu miel; ahora que ya no te busco; ahora que la negación se ha afirmado; ahora que ya no necesito quererte…
     Ahora sí.

RR


Ilustración: Vanix Ilustra

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