lunes, 27 de enero de 2014

AL SUR 

       Cada vez que cierro la puerta y empiezo a caminar hacia tu casa me lleno de euforia y empiezo a cantar bajito un tango, y pareciera que brotaran flores al costado del camino. Y se me dibuja una estúpida sonrisa en la cara y el corazón me palpita como un desquiciado. Nunca logro saber bien qué significa todo eso y por eso camino cada día con la esperanza de poder averiguarlo. Tal vez sea una obsesión o simplemente una locura más. No lo sé. Pero desde que te ví no puedo hacer otra cosa más que intentar averiguarlo. Quisiera saber por qué esos ojos y no otros, por qué esa mirada me lleva atado como un perro por la vida, por qué tu pelo mojado esa noche me atrajo tanto, cayendo por tu cara como una caricia, como esa que intenté darte y no me animé porque yo soy así, demasiado cuidadoso con lo que me gusta. Y vos me gustás, como esos helados de pueblo en las tardes calor, como ese capítulo en ese libro que pareciera hablar de vos y de mi, como esa imagen tuya que me quedó grabada en la mente desvistiéndote despacio, dejando que asomen tus pechos y tu espalda como brotes en el desierto de mi vida. Vos me gustás como se gustan los chicos en la escuela, sin razones que valgan ni grandes pretensiones, aunque por dentro siento que te amo hasta el dolor, ese dolor dulce, ese desgarro en el alma como el que me produce el contacto de tu piel, esa sensación de caída al vacío, de tornado que me lleva, me arrastra y me deja tirado por el piso hasta que me levanto para someterme una vez más al castigo con la guardia baja, con la absoluta convicción de preferir ser golpeado una y otra vez con tal de arrimarme a tu vida.
      Así camino estas calles cada día, sabiendo que al final de mi recorrido me espera tu pelo mojado y tus ojos con esa mirada entre tierna y triste que me guía y me deja en tu puerta. Y una vez ahí pienso por última vez y me doy cuenta de que no estoy loco, de que esto no es una obsesión, esto es amor, brutal y verdadero, sin grises ni términos medios, esto es lo que todos quieren y solo algunos encuentran, es lo que enferma, es lo que cura y es lo que mata. Es este temblor en las piernas, esta ansiedad incontrolable, esta necesidad de besarte aunque me cueste la vida... Esto es amor. Y por eso vuelvo, porque cada vez que vuelvo a vos vuelvo a mí, a mi casa, al lugar donde nuestras presiones chocan y se desatan las tormentas, a la esquina en donde se juntan los días y las noches, las guerras y las paces, las patrias y las muertes.
      Vuelvo a vos, como se vuelve siempre al amor.

RR

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