lunes, 27 de enero de 2014

DE LA NADA


      En algún lugar del alma quedó esto guardado, en algún lugar entre lágrimas y sonrisas, entre penas y alegrías quedaron estas palabras, desordenadas y mugrientas, cubiertas por el polvo del pasado que se ha ido pegando en las paredes y en los muebles de esta casa vacía, llena de tu ausencia que angustia y desespera. Mirá, en aquel rincón quedo tu bufanda y tus guantes, en el perchero quedó esa campera que te gustaba para los días de lluvia, sobre la cama quedó esa remera que usabas para dormir. Todo está tal cual lo dejaste, como mi vida que se detuvo aquel día, sin movimiento, detenida como una calesita abandonada en una plaza a la que ya no va nadie, con bancos en los que nadie se sienta, con besos huérfanos desparramados por el suelo como hojas en otoño. Estas palabras aún guardan tu perfume y por eso siguen dando vueltas, por eso las siento en cada lugar adonde voy. No me hace falta escribirlas ni hablarlas, ellas se huelen, se perciben como el aire, y todo lo que dicen es tu nombre, en todo te nombran a vos, desde que amanece hasta que el sol se pone, desde las primeras gotas hasta que se despeja la tormenta, desde aquel día en que te conocí hasta ahora que me estoy muriendo.

RR


Foto: Guillermina Raggio

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