En algún lugar del alma quedó esto guardado, en algún lugar entre
lágrimas y sonrisas, entre penas y alegrías quedaron estas palabras,
desordenadas y mugrientas, cubiertas por el polvo del pasado que se ha
ido pegando en las paredes y en los muebles de esta casa vacía, llena de
tu ausencia que angustia y desespera. Mirá, en aquel rincón quedo tu
bufanda y tus guantes, en el perchero quedó
esa campera que te gustaba para los días de lluvia, sobre la cama quedó
esa remera que usabas para dormir. Todo está tal cual lo dejaste, como
mi vida que se detuvo aquel día, sin movimiento, detenida como una
calesita abandonada en una plaza a la que ya no va nadie, con bancos en
los que nadie se sienta, con besos huérfanos desparramados por el suelo
como hojas en otoño. Estas palabras aún guardan tu perfume y por eso
siguen dando vueltas, por eso las siento en cada lugar adonde voy. No me
hace falta escribirlas ni hablarlas, ellas se huelen, se perciben como
el aire, y todo lo que dicen es tu nombre, en todo te nombran a vos,
desde que amanece hasta que el sol se pone, desde las primeras gotas
hasta que se despeja la tormenta, desde aquel día en que te conocí hasta
ahora que me estoy muriendo.
RR
RR
Foto: Guillermina Raggio
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