DE QUIEN ESPERA
Estoy viendo caer la tarde y mientras te espero me puse a ver si de alguna manera encontraba otras palabras que pudiesen servirte de bienvenida para cuando llegues, para cuando asomes en mi puerta junto con la luna en la ventana. Pero no puedo, siempre me sale lo mismo, siempre sos vos, inevitable, omnipresente desde que asomaste a mi vida. Entonces tengo que dejar de ser yo por un momento y buscar ser otro, otro que te busca aún cuando estás presente, cuando te deslizas suavemente encima mío para mirarme y demostrarme con cada parpadeo como se apaga y se enciende la vida en tus ojos. Trato de alejarme de vos por un instante para observarte de lejos y contemplar tus pasos, tu danza sobre esta tierra mía que germina esperanzas con cada uno de tus movimientos. Quisiera poder parar mi corazón por un momento y morirme a tu lado, aunque sea un rato, como para sentirme que muero contento, que hemos batido al enemigo, que si eso sucede, que si la muerte me sorprende acariciando tu pelo o velando tu sueño, se va a llevar a un tipo feliz, sin quejas, sin reproches, porque vos te quedarás con todo lo que alguna vez fue mío, todo lo que fui guardando en estas cartas, palabras y más palabras, el jugo que vos lograste exprimirle a mi alma que alguna vez fue piedra dura y áspera por los golpes, por las soledades, por los desencuentros que murieron de miedo ante vos en noches compartidas como esta que se acerca y me propone el desafío de animarme a ser nosotros, a guardar en un cajón las tristezas del pasado y preparar la cama para dos (turuturururururuuu turururaaa). Esta no es una carta más, es una menos. Una menos que no se perderá en el cielo, que llegará a tus manos sin grandes pretensiones, solo como una caricia, como la mano que toca tu mejilla y que luego mordisquea tu boca, como la loca pretensión de quererte hasta el final, hasta que no quede nada, si es con el alma, será con el alma, si es con el cuerpo, será con el cuerpo, pero siempre será así, como te quiero hoy, y si así no fuese todo habrá terminado, y ese que conociste habrá muerto y esa que conocí se habrá ido para siempre, con estas cartas y con noches como esta que está a punto de comenzar. Bienvenida a casa.
RR
Estoy viendo caer la tarde y mientras te espero me puse a ver si de alguna manera encontraba otras palabras que pudiesen servirte de bienvenida para cuando llegues, para cuando asomes en mi puerta junto con la luna en la ventana. Pero no puedo, siempre me sale lo mismo, siempre sos vos, inevitable, omnipresente desde que asomaste a mi vida. Entonces tengo que dejar de ser yo por un momento y buscar ser otro, otro que te busca aún cuando estás presente, cuando te deslizas suavemente encima mío para mirarme y demostrarme con cada parpadeo como se apaga y se enciende la vida en tus ojos. Trato de alejarme de vos por un instante para observarte de lejos y contemplar tus pasos, tu danza sobre esta tierra mía que germina esperanzas con cada uno de tus movimientos. Quisiera poder parar mi corazón por un momento y morirme a tu lado, aunque sea un rato, como para sentirme que muero contento, que hemos batido al enemigo, que si eso sucede, que si la muerte me sorprende acariciando tu pelo o velando tu sueño, se va a llevar a un tipo feliz, sin quejas, sin reproches, porque vos te quedarás con todo lo que alguna vez fue mío, todo lo que fui guardando en estas cartas, palabras y más palabras, el jugo que vos lograste exprimirle a mi alma que alguna vez fue piedra dura y áspera por los golpes, por las soledades, por los desencuentros que murieron de miedo ante vos en noches compartidas como esta que se acerca y me propone el desafío de animarme a ser nosotros, a guardar en un cajón las tristezas del pasado y preparar la cama para dos (turuturururururuuu turururaaa). Esta no es una carta más, es una menos. Una menos que no se perderá en el cielo, que llegará a tus manos sin grandes pretensiones, solo como una caricia, como la mano que toca tu mejilla y que luego mordisquea tu boca, como la loca pretensión de quererte hasta el final, hasta que no quede nada, si es con el alma, será con el alma, si es con el cuerpo, será con el cuerpo, pero siempre será así, como te quiero hoy, y si así no fuese todo habrá terminado, y ese que conociste habrá muerto y esa que conocí se habrá ido para siempre, con estas cartas y con noches como esta que está a punto de comenzar. Bienvenida a casa.
RR
Foto: Pablo Silicz
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