CARTA PARA ALGUIEN

      Tantas veces escuché "no somos nada", tantas veces esa frase ridícula que no expresa más que ignorancia y cobardía, que no es más que una cueva donde esconderse y darle la espalda a la muerte que igual nos va a encontrar. No somos nada, ¡vaya novedad! Claro que no somos nada, ni nada ni nunca, porque estamos en un universo infinito donde estar o no estar da lo mismo, donde nada se modificaría si no existiésemos, así como no nos modifica aquello que ignoramos.
      Pero lo terrible, lo que realmente me acobarda a veces es que por un infortunio del destino no seamos nadie, que vos no seas, que vos no existas, que vos no me roces la piel un día y entonces me seque como un desierto abandonado en la inexistencia. No ser nadie sería no poder escribir ni una sola palabra más para vos y que este viento que las sopla hasta tus ojos dejase de soplar. No ser nadie significaría levantarme un día y caerme de la realidad de tu existencia, que no es un sueño, que es pura conciencia, es dolor en la carne cuando creo que te pierdo, es temblor en el pecho cuando me pierdo en el interior de tu cuerpo, cuando tu vientre tiembla y los ojos se cierran y todo es ajeno y no somos nada, somos todo, somos existencia, somos tiempo y espacio y masa al cuadrado; somos una revolución que se levanta violenta contra la muerte y el olvido; somos deseos cumplidos a fuerza de arrebatárselos a la vida que niega y lastima llenando las calles de desencuentros; somos uñas clavadas en la espalda y transpiración en una cama que late; somos lluvia y vientos moderados a fuertes de todos los sectores; somos canciones y libros, colores y transparencias.
      Ya sé que no somos nada pues todo es nada. Pero entre tanta nada y tanta metafísica inútil vos sos la sombra que me resguarda de quemarme inútilmente en este amor que con vos es la más hermosa de las tardes de verano. Porque tal vez no seamos nada, pero vos chiquita, vos sos alguien, mi alguien, mi todo.

RR

Foto: Pablo Silicz