lunes, 27 de enero de 2014



UNOS OJOS

     Esta es la parte de la historia que me toca contar a mí, la otra ya no me pertenece.
     La quise. La quise tanto que todavía la quiero, a pesar de todo, a pesar de ella. La quise tanto que tuve que inventarme una esperanza de otra vida para poder seguir adelante porque la mía se fue con ella. Y esta nueva vida nacida de la ausencia y la desesperación está inevitablemente teñida por la otra, aquella que se nutría de su sudor y de su llanto, de su risa y de su sexo. Aquella vida ha quedado abandonada en el camino como las ruinas de un tiempo que ya pasó. Y, en cambio, tengo esta, llena de cosas sin importancia, llena de palabras que van y vienen entre días y noches, que no pertenecen a ningún tiempo, a ninguna historia, sin pasado y sin futuro, solo este presente de cartón pintado, de vientos que no me tocan, de soles que no me calientan, de lluvias que no me mojan. Sólo tengo el sonido del mar en la austeridad del silencio que viene a calmar el olor de aquellas falsas esperanzas que brotaron de tardes perdidas y libros inconclusos.
     Si quieren saber de mí, no me busquen ni me llamen, yo ya no soy este, yo me quedé en esas ruinas, velando por unos ojos que me llevaron para siempre.

RR






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