lunes, 27 de enero de 2014

MIÉRCOLES

Hagámoslo ahora, ni mañana ni pasado. Sirvámonos de esta noche estrellada que el día ha dejado en nuestras manos.

Dale, aprovechemos antes que el olvido nos sorprenda, antes que esta cama se enfríe y se nos cure la ceguera de algo que podría ser aquello que todos llaman amor y que tal vez esté naciendo ahora mismo.

Hagámoslo ya, aprovechando los vientos de cola que nos han remontado hasta acá, dejándonos las piernas enredadas y muertos los miedos.

Hagámoslo porque, queramos o no, el sol volverá a salir por la mañana y tal vez esta sed se haya ido y entonces haya que ponerle palabras a algo que así, en silencio, se entiende perfectamente.

Vamos, querida, lancémonos el uno contra el otro como dardos envenenados, sin profecías ni conclusiones apresuradas, sin pasados ni malos entendidos, a pura piel o en carne viva. Sobre el valle donde tus pechos todavía gobiernan con firmeza; sobre mis brazos que aun pueden sostenerte.

No dejemos esto que es tan hoy y tan nosotros convertirse en un día más, en un capítulo olvidado de una historia cualquiera.

Lo que yo te propongo, hermosa, es exprimir esta noche hasta la última gota y rebalsar el vaso, derrochar esperanzas y besos como si no hubiese un mañana, como si sólo nos fuese posible existir en esta constelación de aciertos y errores que nos ha atrapado en este instante en donde todo está por hacerse.

Vamos.

Hagámoslo.

Ahora.

RR

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